viernes, 11 de abril de 2008

El Choque

¿Para que me llamaba?.Ojala volviera a llamar pensaba mientras el chico de la plaza se alejaba mirándome.

Mariana me llamó para contarme que su test había salido positivo, a si que me pidió que le sacara hora al medicó, le dije que fuéramos las dos y de pasadita pasáramos al cine a relajarnos.

Llegue a mi casa, mamá me encontró algo extraña pero no quería comentarle lo sucedido, ella no sabe muy bien lo que paso con Maximiliano, jamás se lo dije.

Me acosté sobre la cama y empecé a pensar en Maximiliano, rezaba para que mi celular sonara otra vez, empecé a dibujar con mi mano en el aire y mil recuerdos afloraban en ese momento pero no quería pensar mucho en él porque tenía miedo de otra desilusión mas. Salí a caminar un rato, hacía un frío gigante y andaba un poco desabrigada, si me resfriaba mas de lo que ya estaba mamá iba a matarme, iba pensando esto caminando en una calle oscura con pocos focos de luz, mas iluminaba la luna y las estrellas, cuando sentí que alguien me seguía, me dio miedo a si que me puse a caminar muy rápido, sentía los pasos cada vez mas cerca y yo suplicaba a las estrellas que no fueran a hacerme algo, cuando de repente, me tocaron el hombro yo ya estaba pensando en aprender karate para que no volviera a pasarme, pero se me quito el miedo cuando esa mano me pareció muy familiar.

-¡Oye!- escuche la voz y temblé, me di la media vuelta y la sorpresa fue enorme- Hola- dijo moviendo su mano. Era increíble la coincidencia ¡Me había encontrado con el chico de la plaza!
-Hola- dije pálida del miedo anterior y de la sorpresa que tenía enfrente.
-¿Qué te pasa? Estas pálida ¿te asuste?-
-Sí- respire.-Me diste un tremendo susto pensé que querían asaltarme-
-Perdón- dijo mientras yo me derretía a sus pies -Te vi a lo lejos y no pretendía gritarte podías no reconocerme y arrancarte yo no quería eso-
-¿No?-
-No. Te vi en el metro parecías un poco triste, como esta mañana-
-Mmmm…si- dije triste, baje el rostro.
-Pero bueno no te hable para hablar de problemas- me levanto la cara mirándome a los ojos.
-¿Entonces?
-Quería preguntarte el nombre- dijo, se puso rojo y sonrío nerviosamente.
-Jaja si, yo tampoco te lo pregunte, me ayudaste y ni si quiera te pregunte como te llamabas-
-No te preocupes el apurado era yo-
-Bueno yo me llamo Emilia- dije sonriendo y mirándolo fijamente a los ojos.-¿ y tú?
-Alejandro- dijo.


Algo me estaba empezando a pasar con él, era demasiado especial, sus caricias, su mirada algo me decía, sitia que lo conocía desde toda la vida, algo muy extraño ¿me estaría siguiendo? Era mucha la coincidencia, me hipnotizaba con su mirada, tenía un poder magistral sobre mi. Estaba pensando esto y mirándolo a los ojos cuando de repente mi mirada se desvío y vi a Maximiliano que venía en mi dirección, no me importo nada ni si quiera Alejandro, me eche a correr. Cruzo la calle. Me estoy arrancando de Maximiliano calle, luz, bocina, grito, golpe, oscuridad.

sábado, 5 de abril de 2008

Volviendo a Mi

-¿Qué pasa?- Me preguntó Mariana mirando hacia donde lo hacía yo.-Es él Mari, es él- dije mirándola con cara de preocupación.
-Uhh verdad, ¿Qué onda?¿Qué esta haciendo aquí?-
-No sé, no importa ahora. Vamonos- La tome del brazo y empezamos a caminar-.

No podía creerlo, mil preguntas tenía en mi cabeza loca ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿me buscaba a mí? ¿o a otra? Si me buscaba ¿tendría valor para enfrentarlo después de tanto tiempo y tanto dolor?, pero tenia que concentrarme, ahora teníamos un problema mayor “el supuesto domingo siete de Mariana”.


-¡Oye! Tienes que hacerte un test.
-Si lo sé, ahora mismo iré a comprar uno, pero quiero ir sola por favor no me acompañes- Me miró con cara de súplica.
-Bueno, luego te llamo entonces para saber que pasó- Le dije- y me despedí con un beso.

Ahora podía pensar tranquila.

Mi cabeza daba vueltas, mi corazón de solo recordar su cara latía a mil por hora, no había podido dejar de amarlo ni por un solo segundo desde que nos separamos. Su nombre era Maximiliano, extrañaba todo de él, sus besos esos labios pequeños pero grandes a la hora de besarme que cuando tocaban los míos me llevaban hasta el séptimo cielo, su olor que quedaba impregnado en mi ropa por largas horas desde que dejábamos de abrazarnos, la protección que me entregaba, solo quería que fuera yo a la que buscaba, pero ¿Por qué no me llamaba? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué habría cambiado? Aun recuerdo ese momento en que todo se quebró en mil pedazos. Recuerdo que me citó en el café en el cual nos conocimos. Cuando lo vi llegar su semblante era distinto, su caminar era diferente todo había cambiado, me saludo con un frío beso en los labios el cual me hizo temblar hasta el alma, se sentó a mi lado y empezó a hablar mientras yo volaba entre mis pensamientos y pensaba que todo estaba terminando, cada parte de mi alma se trizaba mientras el hablaba.

-Tú sabes que yo … Bueno … eh … No quiero hacerte daño por eso es mejor que esto se acabe- Me tomó la mano, yo solo lo miraba y no podía creer lo que me estaba diciendo.
-Mi amor por ti ya no es lo mismo que antes …- Yo solo calle.
-No me hagas esto por favor … yo te amo …- Y empecé a llorar - No me dejes.-Lo miraba con lágrimas en mis ojos.
-No puedo más con esto, esta fuera de mis manos, lo siento- Me dijo mirándome a los ojos, me escondía algo yo lo sabía. Se paro de su silla, me miro fríamente y me dijo- Lo siento por favor perdóname, se me que me odiaras pero es lo mejor para ti tu te mereces algo mejor - y se fue.

Yo solo quería desfallecer. Vi su silueta alejarse de mi por largos momentos, de pronto me vi rezando pidiendo que volviera a pedirme disculpas pero no fue así. Dejo de llamarme su nombre nunca más apareció en mi celular, se había esfumado por completo de mi vida y ahora que estaba olvidándolo y el dolor estaba disminuyendo aparece pero ¿que quiere?. Iba pensando esto en el metro mirando hacia el otro vagón que estaba en frente mío de repente vi al chico de la plaza (no sabia como se llamaba porque no se lo pregunte el me tenia completamente loca con su voz y su mirada) mi corazón empezó a latir a mil por hora, nuestras miradas se cruzaron cuando sentí que mi celular estaba sonando, ¡era Maximiliano! No podía creer que me estuviera llamando, me había estado atormentando durante meses, llorando su ausencia desde que me dejó y ahora estaba volviendo, ¿Qué hacer?- dudosa conteste-.

-¿Aló?- el vagón partía y veía como el chico de la plaza se alejaba
- tu tu tu- Había cortado.